miércoles, 24 de junio de 2009

La leña del arbol caido

Reconozco que a veces me pueden las hormonas y que cuando veo algo que me huele a manipulación, me agarro un rebote que me congestinan los pechos.

Hay un ex consejero de sanidad, bello donde los haya, que consigue que fije mi atención en él, cada vez que sale en la prensa. El pobre, que lo ha sido todo durante una decada, está pasando por horas bajas. Parece que se empeña en meterse en jardines varios de los que no es fácil salir. Tiene un amigo, el Margüello, que le tiene a mal traer y veremos como acaba el asunto en cuestión.

Pero lo que me tiene soliviantada es como algún periodista, le da en el carnet de identidad con saña, hasta en cosas que me parecen injustas y eso no lo aguanto. Si mi chico la ha cagado, pues que la pague pero si no, que no me lo toquen, que saco mi pistola de 120.000 voltios y se lo pongo en las partes nobles al gacetillero en cuestión.

Vamos al grano. Trás 20 años de dedicarse a cosas varias de gestión, el hombre decide que va a volver a la clínica. Craso error, mi excitante amigo. Esa brecha no hay quien la supere y nadie acaba de creerse que vas a volver a las cruces de mi corazón. Porque digo yo, que si has dedicado una vida ( o media) al partido de tus amores, que te dejen ahora a los pies de los caballos, se me antoja, pelín injusto.

Pero si esa es tu decisión, a lo menos que tienes derecho, es a reciclarte ese añito que lo tiene todo pichichi, gainza e iriondo, que están en tu misma situación, o tú en la misma que ellos.

Pero vas y te vuelves a equivocar. Te vas a Chile. Famoso país de tus amores y de los amores de tu amigo, el Margu. Y ya les das tema para hablar. Y van, para más inri, y te firman la papela para irte, con fecha del día anterior a cesar el personal. Joder, ¿eres tonto o quieres tocar las narices?.

Supongamos que anuncias, en cuanto sabes que se te acaba el cargo, que te vas a reciclar en un prestigioso centro, por encima del bien y del mal, y que justificas que se realice lejos de Euskadi por lo comprometido, tanto para tí como para los compañeros que han de ser tus tutores, que supone esa circunstancia. Todo el mundo lo hubiera entendido y no hubiera pasado nada.

En vez de eso, parece que has huido, te vas al destino mas polémico, rodeado de silencios y pareciendo que ocultas algo. Escribes una carta de rectificación que no rectifica nada. En fín, ¿donde está ese Viceconsejero periodista, que se ha pasado años sin dar bola, que no te aconseja en estos momentos?

Yo sigo bebiendo los vientos por tí. Me pones cantidad. Y mientras no me demuestren lo contrario sigo confiando en ti y sólo pienso en coger un lupus o una sarcoidoisis para que seas tú mi Dr House particular, el que me palpes los ganglios inflamados y y descubras mis más íntimos secretos.

Vuelve pronto. Sin tí, nada es igual

No hay comentarios:

Publicar un comentario