Hace un par de semanas, Osalde organizó una Jornada en torno a medicalización actual de la vida. Problema que comparto y aprovecho para felicitarles por la iniciativa.
Uno de los invitados fue Juan Gérvas al que le realizaron una entrevista que no ha visto la luz hasta hoy.
Al señor Gérvas le concedo un mérito innegable. No deja indiferente a nadie. Tiene seguidores fieles cuan gurú de una secta y que aceptan sus argumentos sin dudar un sólo segundo y tiene detractores militantes que no soportan su prepotencia y que desayune todas las mañanas con la "verdad".
Pero no es del señor Gérvas de lo que quiero hablar sino de uno de sus mensajes (en su línea) en dicha entrevista
Pregunta: Ahora estamos en plena campaña de vacunación contra la gripe.
Respuesta: Absolutamente inútil, una imprudencia sin ningún fundamento científico y con consecuencias impredecibles. Pese a las recomendaciones de las autoridades sanitarias, harían bien las personas en no ponerse la vacuna.
Yo lo tengo claro. Me rindo. Entrego la cuchara y que les den a unos y a otros. Pero la temerosa María, el sensato Manolo y mis otros pacientes no se merecen esto. No se les puede tratar así. Ellos no tiene porqué sufrir este desatino de mensajes contradictorios en temas de salud confrontados en los medios de comunicación. Los debates científicos en los terrenos científicos. Esto parece un concurso para ver quién tiene la polla más larga o las tetas más gordas (con perdón)
!Y luego queremos que nos respeten!. Pero ¿como nos van a tomar en serio si trasmitimos una duda permanente en lo que hacemos?. !Si nada está claro!. Si María y Manolo en la próxima receta que les haga pensarán si estaré segura de lo que hago.
No sé si Gérvas tiene razón, puede que si y puede que no (yo me reconozco una ignorante y por la mañana desayuno un café au lait y no hablo con Dios hasta pasadas las doce). Pero si sé que me ha jodido en mi línea de flotación que no es otra que la confianza que tienen mis pacientes en mí y que me la he currado muy poquito a poco (tu que llegaste por casualidad) y no sé si tiene derecho a hacerlo.
Mientras, el silencio de los corderos atronará en Euskadi
A pesar de que no lo parece, estoy segura de que muchos 20/, como yo, no tienen otro criterio que el de su médico. Acabo de ver el ejemplo en mi propia familia. Ante las explicaciones de la hija, médico, la madre decide consultarlo con su médico de familia que es de quien se fía, digan lo que digan en la tele y en los periodicos, y diga lo que diga su hija.
ResponderEliminarMafalda