miércoles, 1 de septiembre de 2010

Confianza radical

Alorza en estado puro. Una mezcla explosiva entre las ideas utópicas y el pragmatismo mas posibilista. Una revolución conceptual.

¿Cuantos de los que trabajamos en Osakidetza encajamos en ese concepto tan positivo que tiene Alorza de los funcionarios? Pero estoy conpletamente de acuerdo con el.

Dº Alberto, me quito las protesis ante su sabiduría.



3 comentarios:

  1. Razón no le falta. Ahora lo que tiene que hacer desde el cargo que ocupa, tan directamente relacionado con la atención al ciudadano, base del trabajo sanitario, es lograr que esas ideas penetren en el conjunto de sus colegas de gobierno.
    Que tenga suerte.

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  2. Pues yo, que no soy nadie digno de tener en cuenta, me voy a permitir discrepar. Quizás como mujer que soy, tengo una visión de cromagnona recolectora, seguramente, pero no creo que a todo el mundo le guste el cambio y la innovación. Creo que esencialmente somos conservadores y los cambios nos dan miedo. Nos asusta la incertidumbre.La metodología, las herramientas nos dan la ilusión de que podemos, sino ya controlar, si al menos reducir la incertidumbre, un monstruo mayor que el mamut lanudo, que no se come y que te puede destrozar. La innovación porque si puede ser igual de descerebrada que la tradición porque si. La innovación tiene que ir acompañada de ventajas para todos, sino, se irá a la mierda. Respecto a la adolescencia, no le veo grandes ventajas, me quedo con la madurez. Los apoyos incondicionales, para mi tienen un tufo a secta que no puedo con ellos. De acuerdo que si seguimos haciendo lo mismo conseguiremos lo mismo, pero el pasado hay que tenerlo presente, aunque no sea más que para no meter la pata continuamente en el mismo agujero, como venimos haciendo insistentemente, eso sí, con un discurso innovador que te cagas.
    Mafalda

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  3. Vaya, muchas gracias, Lis. Subir al monte suele provocar tremendas reflexiones, y si no que se lo digan a Moisés.

    @Anónimo: se trata de un discurso provocador, y veo que te provoca. No lleves las metáforas más allá de lo necesario. Simplemente, es hora de dar autonomía a las personas y dejar que los equipos se autorregulen. No es una idea novedosa, aunque quizá sí en la Administración pública.

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