Hoy la lectura de una opinión me ha generado esta reflexión.
¿Quién y cómo se debe regular una profesión? (Importante, he escrito profesión y no profesionales) Algún día disertaremos de la diferencia, que haberla, no sólo haila, sino que es básica para entender de según que cosas en esta vida.
Se me ocurren varias alternativas:
1.- No hay regulación. La profesión ácrata por excelencia. Cada uno decide sus propias normas y todo vale. Ideal para fomentar la libertad y la utopía. ¿Pero qué hacemos con los hijos de puta que siempre ha habido, hay y habrá en la profesión?
2.- Que lo regule es Estado. Ya sabéis. A base de leyes, reales decretos y demás zarandajas que, dado que deben cubrir todas las posibilidades, sería como el código penal y civil juntos, pero para cada profesión. Y siempre que hay el más mínimo conflicto lo dirimimos en los tribunales. ¡Qué alegría, que alborozo!.
3.- Que lo regule la Administración. Encantada de los nervios. De repente un Director de RRHH de una organización se convierte en Dios, Juez y Parte. El es el que decreta las formas de cómo hay que practicar la profesión. Y además, a su sí, no hay no. El crea el decálogo y si no le gusta lo cambia y si le sobran puntos, lo transforma en nonélogo, octólogo y si le faltan lo pasa a veintólogo. A gusto del personal y adaptable a cada época y circunstancia. Y sin el más minimo contrapoder.
4.- Que la profesión regule a la profesión. Y aquí es donde os empezáis a cagar en mi padre y en mi madre. ¿Pero de qué vas? ¡Eso no funciona!, ¡Eso es una mierda pinchada en un palo!.
Y es aquí donde, con permiso de Alorza, le robo una de sus ideas que de puro sencilla es revolucionaria
Pero aquí entra en liza una pequeña dificultad. La puñetera democracia. Todos los males se derivan de ese perverso sistema que da un voto a una persona. Y claro, si los que quieren ser gobierno no ganan las elecciones, no pueden ser gobierno y en consecuencia odian al gobierno.
Sólo un consejo (de esos que doy aunque nadie me los pida). La próxima vez que tengáis tan claro algunas alternativas, repasar los pros y contra de cada opción. No vaya a ser que vayamos de Málaga a Malagón.
PD. He omitido otra alternativa. Probablemente la mejor pero al final me ha salido la vena laica.
¿Quién y cómo se debe regular una profesión? (Importante, he escrito profesión y no profesionales) Algún día disertaremos de la diferencia, que haberla, no sólo haila, sino que es básica para entender de según que cosas en esta vida.
Se me ocurren varias alternativas:
1.- No hay regulación. La profesión ácrata por excelencia. Cada uno decide sus propias normas y todo vale. Ideal para fomentar la libertad y la utopía. ¿Pero qué hacemos con los hijos de puta que siempre ha habido, hay y habrá en la profesión?
2.- Que lo regule es Estado. Ya sabéis. A base de leyes, reales decretos y demás zarandajas que, dado que deben cubrir todas las posibilidades, sería como el código penal y civil juntos, pero para cada profesión. Y siempre que hay el más mínimo conflicto lo dirimimos en los tribunales. ¡Qué alegría, que alborozo!.
3.- Que lo regule la Administración. Encantada de los nervios. De repente un Director de RRHH de una organización se convierte en Dios, Juez y Parte. El es el que decreta las formas de cómo hay que practicar la profesión. Y además, a su sí, no hay no. El crea el decálogo y si no le gusta lo cambia y si le sobran puntos, lo transforma en nonélogo, octólogo y si le faltan lo pasa a veintólogo. A gusto del personal y adaptable a cada época y circunstancia. Y sin el más minimo contrapoder.
4.- Que la profesión regule a la profesión. Y aquí es donde os empezáis a cagar en mi padre y en mi madre. ¿Pero de qué vas? ¡Eso no funciona!, ¡Eso es una mierda pinchada en un palo!.
Y es aquí donde, con permiso de Alorza, le robo una de sus ideas que de puro sencilla es revolucionaria
No odies al Gobierno, sé el Gobierno
Pero aquí entra en liza una pequeña dificultad. La puñetera democracia. Todos los males se derivan de ese perverso sistema que da un voto a una persona. Y claro, si los que quieren ser gobierno no ganan las elecciones, no pueden ser gobierno y en consecuencia odian al gobierno.
Sólo un consejo (de esos que doy aunque nadie me los pida). La próxima vez que tengáis tan claro algunas alternativas, repasar los pros y contra de cada opción. No vaya a ser que vayamos de Málaga a Malagón.
PD. He omitido otra alternativa. Probablemente la mejor pero al final me ha salido la vena laica.
Que la regule Munilla
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