El apostar por las nuevas tecnologías y en concreto por la receta electrónica no nos debe cerrar los ojos ante los evidentes peligros que se pueden generar ante una mala gestión. Con la que está cayendo, la crisis, la supercrisis y todo este rollo, el pais y el sistema sanitario no está para tirar con polvora del rey. A ver si en vez de controlar el gasto farmacéutico se nos dispara y encima sin saber porqué.
Así que yo me daría una vueltita por Extremadura para aprender, no como se hace, sino como no se debe realizar la gestion de la receta electrónica a fin de que aprendamos en cabeza ajena y no pasemos por los trances que están pasando los cacereños donde en algunas zonas empapelan las viviendas con los prospectos de los medicamentos, dado que acumulan mercancías en los domicilios para dar y tomar.
Insisto en que hay mucha expectativa y poca realidad con la “receta electrónica”. Sólo queremos ver la parte de la supuesta descongestión de los centros. No hay una "visión" realista de como funciona el sistema en los casos de pacientes complejos, mayores, con muchos tratamientos crónicos, que frecuentan los C. de Salud, las urgencias y muchos especialistas, que cambian y/o abandonan continuamente medicamentos. Y sólo hay que darse un paseo por las prescripciones abiertas en las historias clínicas (y las de uno las primeras) para entrever el desastre que sería que en ésta situación se abriera la posibilidad de que el paciente acuda a la farmacia y ésta decida qué le prescribe, y factura, claro. Lo comentaba en tu post del 19 de febrero de 2010 http://milenuno.blogspot.com/2010/02/la-receta-electronica-en-euskadi.html.
ResponderEliminarHay que protocolizar mejor el procedimiento de acceso a la receta electrónica, y seguir su funcionamiento supervisando de cerca estas prescripciones, lo cual en parte quizá compense la descongestión creando más burocracia.